viernes, 23 de agosto de 2013

Un poema de "Yo he vivido en la tierra"

Qué bonito sería mirar a un pasajero
y ser correspondido.
Equilibrar la carne y el espíritu
en esa inteligencia sin palabras.

¿Acaso alguien me teme?
Si sólo soy un órgano que busca su riñón,
una válvula que quiere abrirse
para luego cerrarse,
corazón entre la multitud
que muestra hasta sus cartas,
por si alguien quiere verlas,
porque éste no es un juego de ganar o perder.

Si sólo soy un viajero
dentro de este vagón infatigable,
no puede ser verdad que seamos tan desconocidos.

Y no puede ser cierto
que nuestro corazón es una cosa privada,
una cruel pertenencia,
porque nada es amable si hay que ocultarlo,
y nada es duradero si precisa ser protegido.

En el metro no hay moscas,
¿No os habíais dado cuenta?
En el metro las caras son como baldosas
que a nadie se le ocurre interrogar.

Pero yo estoy necesitado de alimento,
y me pongo a pedir,
muy silenciosamente,
sin cartel, sin sombrero para las monedas,
yo me pongo a pedir sin pedir nada,
y exclamo mi silencio como un estandarte
que señala mi sien, mi perspectiva
desde este asiento tibio
que otro abandonó.

Pero mi silencio es distinto, compañeros de viaje,
porque yo no me escondo en mi silencio:
lo muestro transparente, como página en blanco
en la que desde ahora mismo, desde cuando queráis
me pondré, pensativo, a dibujar.

Aceptad esta tierra que os ofrezco.
es todo lo que ignoro y lo que sé,
las dos caras de un mismo valor,
es todo lo que hago y lo que emito:
viajo con vosotros, me siento a vuestro lado
y camino por los mismos pasillos.
¿No me reconocéis?
¿No podemos mirarnos?
¿Acaso una estación es un destino?

Yo soy un camarada,
tal vez no sepa hablar, ni leer en las manos,
pero quiero sentir, como una vela,
el aire de vuestras palabras,
y quisiera decir
que no sois sólo huraños pasajeros
en este puntual, ordenado y perfecto
naufragio subterráneo
que nos deja en la isla desierta que habitamos.

1 comentario:

Vía Morouzos dijo...

Este poema me gustó mucho cuando leí "Yo he vivido en la tierra" porque plasma muy bien lo que creo que pensamos muchos cada día al subir al metro. Todos los conocidos que han venido a visitarme a Madrid desde un lugar en el que no hay, al hacer uso de este servicio, siempre me decían ¿por qué no puedo mirar al de en frente? ¿Por qué se molesta? ¡Pero si vamos todos como piojos en costura! Tienden a sentirlo como algo frío e, incluso, cortante.