miércoles, 29 de abril de 2009

Primer poema de "El mundo convocado":

YO asumo los caminos que la tarde me muestra,
cuando se va desplegando ante su centro
como en un gran mosaico de historias paralelas,
y abrazo la simiente que, a mi alrededor,
reconozco y presiento que habrá de florecer,
aunque no esté yo entonces,
aunque no sea testigo,
aunque no participe de su afán de aventura.

Ahí está, todo a mi alrededor,
preñado y silencioso.

Quisiera entrar en todas las historias, en todas las
miradas,
y sé que sólo soy un punto en un escrito
que habrá de colocarse en su lugar,
y acato el horizonte, tan breve, de mis hombros.

Pero está bien, eso es la libertad,
detenerse un instante frente al universo,
ver la vida sonando, creciéndose en pujanza,
cada ser ofreciendo una flor luminosa.

Si miras hacia el cielo verás toda la tierra.

Si te acercas a alguien,
si le dedicas toda tu mirada,
sabes que estás mirando el mundo,
si le miras de veras y le abres las manos.

Algo así puedes ser tú también,
si te miras de veras,
un punto del planeta, otra flor arriesgada,
un cruce en el que caben todos los caminos.

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